La compra compulsiva también afecta a personas mayores, especialmente mujeres, y está relacionada con factores como la soledad, la ansiedad y enfermedades crónicas. El entorno digital ha aumentado el riesgo debido a la facilidad de compra y la baja alfabetización tecnológica. A pesar de su impacto emocional, social y económico, el problema sigue poco visibilizado. La terapia cognitivo-conductual y, en algunos casos, medicación, han demostrado ser tratamientos eficaces. Se recomienda su detección temprana e intervenciones adaptadas a la vejez.