El consumo de alcohol y drogas está relacionado con el aumento de la violencia de género y doméstica, afectando negativamente la salud física y mental de quienes las consumen, así como las dinámicas familiares y sociales. El abuso de estas sustancias puede desencadenar o perpetuar episodios violentos, especialmente en situaciones de agresión hacia la pareja o familiares. Además, el consumo de estas sustancias, particularmente en adolescentes, aumenta el riesgo de comportamientos de violencia, incluidos los abusos sexuales, que a menudo ocurren cuando la víctima está inconsciente debido a las drogas o el alcohol. La prevención del consumo de sustancias es clave para reducir estos impactos, especialmente en colectivos vulnerables como los jóvenes y las mujeres. Es crucial sensibilizar a la sociedad sobre los efectos de las drogas y fomentar una cultura de prevención.