El uso del pastillero semanal entre personas mayores refleja una medicalización normalizada del envejecimiento que, en muchos casos, encubre una posible adicción a medicamentos prescritos. Más del 50 % de los mayores de 65 años toman múltiples fármacos diariamente, especialmente ansiolíticos, antidepresivos, opioides y somníferos, lo que aumenta el riesgo de efectos adversos y dependencia, particularmente en mujeres mayores. Esta polimedicación responde muchas veces a causas emocionales o sociales no abordadas. Pese a los riesgos, las estrategias de revisión y retirada de medicamentos (deprescripción) son escasas y poco implementadas. Es urgente promover un modelo de atención integral que ofrezca alternativas psicosociales y evite que la salud en la vejez dependa exclusivamente de los fármacos.