Es difícil hablar de este tema confuso, pero quizá la primera idea que quisiera barajar es la necesidad de dejar de trabajar en prevención como lo hemos estado realizando hasta el momento. Los resultados son cada vez peores, y seguir validando las estrategias y los “cíclicos programas de prevención” existentes nos llevan y nos llevarán al fracaso. Incluso a lo que aún es peor: a la banalización del uso excesivo de las tecnologías, no como parte de nuestros trabajos, sino de nuestras vidas anonadadas.
Prevenir es hacer acciones continuadas para obtener el resultado esperado. Claro está que hablamos de los “cíclicos programas de prevención”, pero no estamos hablando de una prevención efectiva, sino de una prevención de postureo alejada de instrumentos novedosos y eficaces para la juventud.
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