En el aumento de muertes por sobredosis que azota principalmente a los EEUU destaca, desde el 2013, el consumo de opioides sintéticos, y en concreto el fentanilo y sus derivados ilícitos, como los agentes causantes solos o en combinación con otros estimulantes (metanfetamina o cocaína). El resultado es una epidemia de mortalidad por sobredosis en los años consecutivos que va más allá de grupos de edad, sexo, razas, etnias y territorios.
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