La familia es el primer agente educativo donde las niñas y niños realizan sus primeros contactos, de ahí la importancia que tiene en el desempeño de su educación, pero también la escuela, los maestros, educadores y los propios compañeros de clase son un gran referente para el alumnado, por lo que resulta necesario resaltar el valor de que se establezca entre ambas un vínculo que armonice el buen desarrollo de los hijos en el entorno escolar.
Para las familias, la elección e ingreso en el centro educativo donde sus pequeños van a desarrollar durante años sus actividades curriculares educativas y de formación para el futuro, supone una gran carrera de obstáculos. Una vez superada esta barrera, los niños y niñas van a formar parte de una segunda gran familia, la escuela, donde van a establecer nuevos vínculos, nuevas relaciones afectivas y sociales que les van a proporcionar seguridad y apoyo. Estos apoyos se irán asentando con el paso del tiempo, y su arraigo aumentará en la medida que la implicación de la familia en el entorno escolar adquiera un carácter participativo más íntimo, que llegue incluso a percibirse como gratificante.
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