Se considera pharming a todo aquel consumo no médico de medicamentos de prescripción, que son prescritos para otra persona, y cuyo consumo se realiza buscando un fin recreativo, utilizando para ello dosis más altas de las especificadas en la prescripción (1).
El National Institute on Drug Abuse (2) clasifica estos fármacos según la patología a que van dirigidos: para el tratamiento del dolor, opioides (Fentanyl, Hydrocodone, Oxycodone, Oxymorphone, Propoxyphene, Hydromorphone, Meperidine, Diphenoxylate), para el tratamiento de la ansiedad y los trastornos del sueño, depresores del Sistema Nervioso Central (Pentobarbital sodium, Diazepam, Alprazolam), y para el trastorno por déficit de atención e hiperactividad y la narcolepsia, estimulantes (Dextroamphetamine, Methylphenidate, Amphetam.
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