En primer lugar hay que dejar claro que la nicotina del tabaco, no es una partícula que sea inmunogénica. La molécula de nicotina es muy pequeña (peso molecular de 162 D) para producir una respuesta inmunológica, por ello el fumador habitual no tiene anticuerpos contra ella.
La nicotina en sí no produce inmunogenicidad, no produce anticuerpos contra la nicotina, por ello para poder conseguir una vacuna anti-nicotínica o anti-nicotina, hay que conseguir unirla a algo, conjugarla, que sea una molécula mucho más grande y que de esta manera no pasará la barrera cerebral, la barrera hematoencefálica, y por lo tanto evitaremos que se produzca el refuerzo que produce la nicotina, esa sensación placentera que produce la nicotina cuando llega al cerebro y aumenta los niveles de dopamina y ese sería el concepto, la idea de lo que se quiere conseguir o se quería conseguir con la vacuna.
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